• Título: Un barco propio
  • Autor: Mónica Sifrim
  • Cantidad de páginas: 92 páginas
  • Dimensiones: 14 cm x 20 cm
  • Reseña: ¿Puede un libro escribirse como una cruz, ese emblema del sufrimiento y de la redención pero también de lo incógnito?
    Poemas de versos cortos y centrados abren sus breves brazos y, en su nítida verticalidad, cantan la peripecia de una mujer que cae, trastabilla y vuelve a caer. Poemas en prosa trazan el horizonte en el que una voz femenina conquista el ancho de la página y cuenta su épica en sordina, sometida al vértigo horizontal del mar. Una fina garúa de bastardillas los va erosionando hasta volverlos nuevamente verticales, marginados en la orilla de las grandes esperanzas. Hasta que deciden arriesgarse en una precaria embarcación hecha con dos tablones de roble.
    Sufrimiento, redención y misterio son aquí estaciones de una búsqueda poética admirable e inequívocamente femenina. Formas de escapar del infierno a fuerza de palabras imantadas por el fulgor de algo que tiene la consistencia impalpable del sueño y la intensidad de una epifanía. Palabras que ya no pueden ser escritas en la intimidad de un cuarto sino en la necesaria intemperie de Un barco propio. Penélope ha decidido dejar de tejer su espera y salir en busca de su propia odisea.

Un barco propio - Mónica Sifrim

$6.000
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  • Título: Un barco propio
  • Autor: Mónica Sifrim
  • Cantidad de páginas: 92 páginas
  • Dimensiones: 14 cm x 20 cm
  • Reseña: ¿Puede un libro escribirse como una cruz, ese emblema del sufrimiento y de la redención pero también de lo incógnito?
    Poemas de versos cortos y centrados abren sus breves brazos y, en su nítida verticalidad, cantan la peripecia de una mujer que cae, trastabilla y vuelve a caer. Poemas en prosa trazan el horizonte en el que una voz femenina conquista el ancho de la página y cuenta su épica en sordina, sometida al vértigo horizontal del mar. Una fina garúa de bastardillas los va erosionando hasta volverlos nuevamente verticales, marginados en la orilla de las grandes esperanzas. Hasta que deciden arriesgarse en una precaria embarcación hecha con dos tablones de roble.
    Sufrimiento, redención y misterio son aquí estaciones de una búsqueda poética admirable e inequívocamente femenina. Formas de escapar del infierno a fuerza de palabras imantadas por el fulgor de algo que tiene la consistencia impalpable del sueño y la intensidad de una epifanía. Palabras que ya no pueden ser escritas en la intimidad de un cuarto sino en la necesaria intemperie de Un barco propio. Penélope ha decidido dejar de tejer su espera y salir en busca de su propia odisea.